La QH mas dura de la historia

Finales se septiembre, llega una sorpresa a mis manos, una invitación , tenía la oportunidad de participar en la Quebrantahuesos 2021, con 5000 kilómetros en las piernas y solo 15 días por delante (no es lo mas aconsejable) dije: vamos a por ello, que oportunidades como esta solo salen una vez en la vida.

Un viernes de Octubre por la tarde y después de salir del trabajo, cojo a la familia , las bicis y me dispongo a salir hacia Sabiñánigo. La previsión  para mañana es de lluvias con algo de tormenta, voy preparado, aunque no motivado.

En otra ocasión había hecho la Treparriscos, pero nunca esta, no sabía a lo que me enfrentaba, solo había subido  dos de los tres puertos que la componen, Somport y  el Portalet por el lado español. 

Recojo el dorsal, tarde apacible y soleada, no pinta mal para mañana, parece mentira que den tan mal pronóstico.



Seis de la mañana, se escuchan los primeros truenos, comienza a caer agua, cada vez con más intensidad, graniza, la mayoría de ciclistas donde estoy alojado deciden retirarse, es de noche y el agua baja de manera torrencial por las calles de Sabiñánigo, veo motos de la Guardia Civil y Gendarmería en posición de salida, sigo esperando  sin saber que hacer. 

Finalmente parece que afloja un poco y decido acercarme a la salida, por ver si se suspende o no. Decido salir a ver que pasa, casi sin darme cuenta salgo y estoy dando pedales, no desde mi cajón que era el tres, como acudo justo de tiempo salgo desde el siete.

Y ahí estoy, por las calles de Sabiñánigo animado por una nube de paraguas, bajo una intensa lluvia, que de nuevo,  empieza a caer con mas fuerza, es de noche, sonido de ruedas en el asfalto mojado y luces rojas que parpadean nos escoltan.

Entre Sabiñánigo y Jaca no consigo enlazar con un grupo y realizo esta transición en solitario, viento lateral y algo de lluvia. Ya  en Jaca y a lo largo de la subida de Somport  se acumulan  ciclistas en pequeños pelotones, sigue lloviendo con mas intensidad, pero a la llegada de Candanchu el público me lleva en volandas  hacia la cima, en mi vida había sentido algo así,  se le pone a uno la piel de gallina.

Desciendo Somport en compañía y a gran velocidad, a pesar de la lluvia, empiezo a ver los primeros abandonos, autobuses repletos, llenos de bicis en sus bajos, gente con mantas térmicas y dudo si seguir ya que esta granizando, descenso vertiginoso, y por fin llegamos al gran juez de la carrera,  el Marie Blanc.

Aquí no hay compañía que valga,  ni  ayuda que te puedan ofrecer, eres tu  luchando con rampas del 11%   de media, con muchos kilómetros encima y con el aliciente de una finísima lluvia que va calando y enfriándote poco a poco. A  muy duras penas, y ahí se nota la falta de preparación, llego a su cima, rodeado de frondosos bosques y ligera niebla, puerto que en su belleza esconde su dureza y crueldad, y donde el sonido de las bicis retorciéndose es nuestra única compañía. Una vez superado, bajada rápida bajo la lluvia, y avituallamiento, eso si, rápidamente para  no coger  frío bajo la lluvia.

Seguimos la bajada, tras unos largos kilómetros de aproximación, llega el último gran puerto, el Portalet, con sus 28 kilómetros de subida. Comparto algunos kilómetros con  un veterano antes de comenzar la subida, me advierte que , siendo los primeros kilómetros suaves, no me emocione y marque un ritmo adecuado, pero constante, subida dura por lo que llevas acumulado de carrera, mas de 100 kilómetros bajo una intensa lluvia y la longitud del puerto. La cabeza es un gran aliado, mas que las piernas para afrontar este último coloso.

Comenzamos a subir, último gran esfuerzo, comienzo a un ritmo constante, adecuado para mis piernas, los dos avituallamientos ayudan a descansar,  y tras un buen rato llego a España, corono Portalet, algo de  público aplaudiendo y dando ánimos, lo hemos conseguido, paro, saco el móvil de mi espalda y llamo a mi mujer, algo emocionado, diciéndole que lo voy a conseguir. Bajada  a tumba abierta, o por lo menos para mi, pensando que  he cumplido uno de mis sueños desde siempre como cicloturista, con el aliciente de ser una de las QH mas duras de todas las ediciones.

Atrás queda un 2020 y 2021 raro, extraño lleno de esfuerzos, de sacrificios, de pandemias,  acordándote de toda la gente que no esta a tu lado, de los que se fueron y te enseñaron a luchar hasta el final,  los mismos que te acompañan  en tu cabeza mientras  pedaleas con todas tus fuerzas en cada subida y que de alguna manera te empujan un poquito en cada pedalada, con todo eso en mi cabeza, cruzo la meta entre emoción y rabia al mismo tiempo por haberla terminado, busco a mi familia en la grada con la mirada, sonrío y miro al cielo, lo demás es parte de mi historia.....


Dedicado este post a toda la gente que anima en las cunetas por amor a este deporte, voluntarios de la QH y familiares de participantes.





 

Comentarios

Entradas populares